Centro cultural rico en historia, arquitectura y tradiciones, la ciudad de Bolonia merece ser apreciada en cada uno de sus diversos y característicos aspectos.
Fundada en época romana en el siglo II a. C. siempre ha sido una sede comercial y económica relevante. En la edad media, a partir del siglo V, inicia un nuevo periodo de prosperidad que llevará al nacimiento en el siglo XI de la universidad más antigua de Europa.
Otra primacÍa importante llega en el siglo XIII, cuando la comunidad boloñesa destaca por ser la primera ciudad en abolir la servidumbre
Del siglo XV al siglo XVIII el asentamiento urbano pasa a formar parte integrante del Estado Pontificio; seguidamente se convierte en capital de la República Cisalpina y, en el 1859, se incorpora oficialmente al Estado italiano.
Los numerosos advenimientos que se desarrollaron durante siglos en la ciudad han dejado un amplio testimonio en los ejemplos arquitectónicos que se pueden admirar simplemente paseando, por las calles o entre los pórticos del centro histórico.
Habitualmente son tres los atributos empleados para definir sintéticamente el concepto de la ciudad de Bolonia: “la Dotta”, “la Grassa” y “la Rossa”. Todas referencias claras que subrayan la importancia de la universidad, la propia tradición culinaria y las típicas construcciones medievales de ladirllo rojo
Los monumentos de Bolonia
Llena de sugestivas vistas y atractivos monumentales, son realmente muchos los lugares para visitar, a partir de Piazza Maggiore, núcleo de la actividad social, económica y política. El diseño actual nos lleva al siglo XVI y se pueden admirar algunos de los más notables y representativos edificios de la ciudad
Hacia la parte meridional se encuentra la majestuosa Basilica di San Petronio, en honor al obispo patrón. A pesar de que los trabajos hayan sido emprendidos y continuados a partir del siglo XIV, la construcción de la estructura no ha sido nunca terminada. Por las imponentes dimensiones que cubre su superficie es considerada la sexta iglesia más grande de Europa, además de ser uno de los últimos ejemplos de la arquitectura gótica Italiana. La fachada principal aparece claramente incompleta y alcanza los 51 m de altura, los interiores están subdivididos en tres naves que encierran célebres obras de arte, realizadas por artistas de renombre.
Al oeste de Piazza Maggiore se encuentra el Palazzo Comunale, construcción que data del “trecento”, junto a los Palacios de Accursio y Legato mientras que en su lado oriental, el estilo del “cinquecento” está presente en todas sus formas en el Palazzo dei Bianchi. El pórtico denominado Pavaglione lo une con otra importante construcción: El Archiginnasio, antes fue la sede de la Universidad de Bolonia y actualmente es la Biblioteca Comunal. Encargado por el Papa Pio IV, se desarrolla sobre dos planos e incluye un amplio patio interior, definido por dos sectores de galerías. Enfrente, la Fuente de Neptuno atrae la atención por las dimensiones de la gran estatua de cobre que domina la vista circundante desde 1565. Al norte la fachada principal del Palazzo del Podestà, palacio del Rey Enzo e finalmente el Palazzo del Capitano del Popolo, cierran y definen el espacio.
Un verdadero museo a cielo abierto, Bolonia destaca por la cantidad de kilómetros de pórticos (soportales), construidos durante siglos. Una tradición arquitectónica nacida en época medieval y transmitida sucesivamente, definiendo la apariencia de todo el centro urbano. Entre los más antiguos se encuentran los de Casa Isolani y de Palazzo Grassi; de estilo renacentista son en cambio los pórticos de la Basilica di San Giacomo Maggiore, del Palazzo Arcivescovile y de las casas Reggiani-Seracchioli.
Altas, dominantes y protagonistas absolutas del paisaje urbano, son las torres de la ciudad. En el pasado se contaban más de cien, pero hoy en día nos quedan cerca de una veintena. La más famosa y alta es la Torre degli Asinelli: data del S.XII, alcanza los 97 m, cuenta con 498 escalones y es uno de los edificios más conocidos de Bolonia. La segunda por altura es la Torre Prendiparte o Coronata, con sus 60 m.
Qué comer en Bolonia
Non solo monumenti, también una tradición enogastronómica que ha pasado en el tiempo, haciendo de la capital emiliana excelencia del Made in Italy. La mortadela, los quesos y los vinos autóctonos, son solo algunos de los productos típicos a degustar en los diversos locales del centro. Vinotecas, osterias, trattorias y restaurantes ofrecen la posibilidad de apreciar las recetas y los sabores genuinos de estas tierras. Puntas de lanza son la pasta al huevo, para acompañar al ragú de cerdo, y los tortellini farciti realizados por expertos en pasta, para tomar en caldo. Otros ejemplos de excelencia son las crescentine farcite con embutidos, las lasañas al horno con carne, salsa de tomate y bechamel, la cotoletta alla bolognesa con jamón y queso, Y finalmente los pinchos a la petroniana, empanados y fritos. Entre los dulces para no perderse están la ciambella (buñuelos) y la torta de arroz, llamada también de los “addobbi”, aromatizada con licores de almendra
Musa inspiradora de muchas canciones, Bolonia cuenta con una notable tradición musical y de cantautor: representa uno de los fenómenos más interesantes del panorama italiano, además es un punto de referencia para importantes eventos y manifestaciones de carácter nacional e internacional.
La capital emiliana es una ciudad de arte, llena de vida, donde pasar los días asistiendo a acontecimientos culturales interesantes y siempre diferente, un lugar con muchas facetas, lleno de encanto y ambiente.